lunes, 19 de mayo de 2014

A tus palabras, mis letras.



Nunca pensé que algún día podría llegar a sentirme de la manera que lo hice hace un par de días. 

Me encontraba en la caseta que desde hace tres años mis amigos montan para le feria de mayo, todo parecía que iba a ser como cualquiera de las noches anteriores, pero algo estaba escrito en mi libro del destino y quizás ese era el momento, aun que la escena no fuese la mas apropiada. 




Me encontraba en uno de los laterales de la barra, el hueco que se dejaba para la entrada y salida de los camareros, las cenas ya habían dado paso a los cubatas y el sonido de la música era mas elevado durante las últimas horas de la noche que durante el día, la gente se agolpaba en la barra para pedir sus copas, yo desde ese lugar que antes he mencionado me encontraba charlando con mi amiga Estefania, cuando de repente se acerca una chica llamada Támara, al principio pensaba que se acercaba para saludarme, pues hacía tiempo que no nos veíamos, quizás desde el último cumpleaños de alguno de los amigos que tenemos en común. 


Me sorprendieron sus palabras cuando descubrí que se había acercado para felicitarme por mi blog, decía que lo había descubierto por casualidad, que ella era mas de leer blog de moda, pero que la entrada que le dediqué a mi sobrina le enganchó a seguir leyendo cada una de las publicaciones, me decía que había despertado en ella un sentimiento que nadie había llegado a despertar en sus 25 años de edad, que mis palabras estaban llenas de sensibilidad. Yo no sabía que decir, me quede mudo por un instante escuchando cada palabra de alago hacia mi persona, se excusaba diciendo que se atrevía a decirme todo eso por que había bebido alguna copilla, pero que yo debía de saber que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. 
Se despidió diciendo que no dejase de escribir nunca, y que me plantease escribir un libro, que esperaba poder comprarlo dentro de unos años así como que deseaba que se lo firmase. 


Esto me sorprendió, no por que fuese dentro de una caseta con sonido estridente, sino que me sorprendió por que cuando escribo lo hago como si nadie fuese a leerlo. 

Creí en la sinceridad de sus palabras, pues son cosas que no deben de decirse si realmente no se sienten, pues esto es algo que cualquier persona puede leerlo y mantenerse en el anonimato.


Nunca me he planteado escribir un libro, e igual esto sea lo más lejos que pueda llegar en esta afición de escribir. No soy escritor ni pretendo serlo, simplemente soy un aficionado que de vez en cuando le gusta compartir algunos de sus sentimientos. Pero si con alguna de mis publicaciones he llegado a rozar la fibra de alguna de las personas que deciden dedicar un poquito de su tiempo en leer lo que publico, con eso me siento mas que satisfecho. 




Así que Támara, recibe este blog como si fuese el libro de mi vida y esta entrada como la dedicatoria que hace unas noches me pedías.

lunes, 5 de mayo de 2014

Habaneras, a tu ritmo conciliaba el sueño.

...Bello el cantar que los marineros llenos de añoranzas lo cantan en alta mar, y eso que el compás que lleva es el mismo de las olas que tiene en su navegar.

Ay! el mediterráneo es un mar sereno como los cantes por habaneras...

Tomo prestadas estas letras como encabezamiento de esta entrada, y es que este año el Certamen Internacional de Habaneras y Polifónica cumple 60 años.

Aun recuerdo cuando mi abuelo me cantaba por las tardes, en aquella "casa vieja" sentado sobre sus rodillas, es Torrevieja un espejo, supongo que serían algunas más pero esa es la única que recuerdo y que cada vez que la escucho me trae muy bonitos recuerdos. 





Y otra vez se volverán a dar cita coros de todas las partes del mundo en nuestras Eras de la Sal para cantarle a mi tierra, otra vez sus olas marcaran el ritmo de la habanera y la suave brisa del Mediterráneo llevará sus notas a todos los rincones del planeta. 
Una vez más espero acudir a la cita, ya casi obligada, donde sentado en el pollete disfruto de la habanera con el murmullo de las olas de fondo, viendo como a lo lejos  se mecen los veleros anclados a sus puntos de amarre.



El caballete volverá a vibrar con tu "bel canto" y una vez más al pasar bajo su plataforma buscaré tu nombre entre los cientos que figuran en esa placa homenaje.
Porque tú hacías mis tardes mas amenas al entonar las habaneras, el que se encargaba desde que era pequeño en inculcarme las tradiciones de mi querida Torrevieja.
Porque cuando escucho la Habanera es inevitable el no acordarme de mi infancia.

 
Desde aquí, Gracias abuelo.